Estamos asistiendo a
uno de los momentos más excitantes de la historia del automóvil. La tecnología está
explotando y nunca hemos tenido una fase de innovación tan rápida como la
actual”, aseguraba Carlos Ghosn, presidente de la Alianza Renault-Nissan, en
una multitudinaria cena de prensa celebrada en las vísperas del pasado Salón de
Tokio.
Tras liderar el despliegue del vehículo
eléctrico con el Leaf (200.00 unidades vendidas), el consorcio quiere hacer lo
mismo con la conducción autónoma: “En 2016 lanzaremos la versión 1.0, con el piloto
automático para autopista; en 2018 llegará la 2.0, que sumará la función de adelantamiento y cambio de carril,
y en 2020 la 3.0, con el guiado automático en
ciudad. El objetivo no es
reemplazar al conductor, sino ofrecerle la tecnología necesaria
para que la utilice cuando no le apetezca conducir”, remarcaba el
ejecutivo de Renault-Nissan.
Apenas unas horas después de esas
declaraciones, Nissan convocó a un reducido grupo de periodistas
internacionales para realizar un recorrido en un vehículo de conducción
autónoma. Se trata del Nissan Intelligent Driving Vehicle, un
prototipo-laboratorio con los últimos avances de la marca.
En tráfico abierto
sin conductor
La primera sorpresa llega
enseguida: en plena calle, y en el carril izquierdo de una avenida abierta al
tráfico. Allí esperan los responsables de la marca, bajo el mando de Tetsuya
Iijima, manager general del Departamento de Conducción Autónoma de Nissan. Tras describir los aspectos más destacados, se inicia
el recorrido. “El hombre es el responsable del 90% de los accidentes de
tráfico, y el objetivo de la tecnología de conducción autónoma de Nissan es
reducirlos al mínimo”.
El laboratorio rodante de Nissan
empieza a recorrer los primeros kilómetros del trayecto. Y es que este Leaf
eléctrico autopilotado circula casi inadvertido entre los demás coches, como si
fuera uno más: acelera y frena por si solo para mantener la distancia
con el de delante, se para al llegar a los semáforos o cuando lo hace su
predecesor, se coloca en el carril que corresponde al llegar a un cruce en el
que tiene previsto girar, gira para trazar las curvas que van apareciendo y,
por supuesto, lee las señales y adapta su velocidad a lo que le indican.
La ruta se va mostrando en la
pantalla del navegador de la consola central, pero cada cambio de situación se
refleja en otra más pequeña situada en el cuadro de instrumentos, que varía
según la velocidad. En parado y hasta 20 km/h, proyecta la imagen encuadrada en
rojo del coche o el objeto que tiene delante. Y los vehículos que hay enfrente,
pero a los lados, incluidos semáforos, los enmarca en verde. Entre 20 km/h y 30
km/h, la pantalla muestra un gráfico con los coches que van en el mismo carril.
Y a partir de 30 km/h proyecta la vista desde arriba de todo el entorno.
Con estas curiosidades va
discurriendo la prueba en una rutina siempre tensa, por si aparece algún
imprevisto que altere las secuencias de aceleraciones, giros y frenadas
automáticas. El Intelligent Driving Vehicle se mueve en un fluido de
conductores y vehículos que quieren llegar cuanto antes al destino y no sospechan que
a su lado circula un coche experimental sin humano que lo gobierne. Así, al
cabo de unos 30 minutos y 20 kilómetros, el prototipo llega al punto de partida
sin la menor incidencia y, sobre todo, sin que su conductor haya tenido que
coger el volante en ningún momento.
We are witnessing one of the most exciting
moments in automotive history. The technology is exploding and we have never had an innovation stage
as fast as the current one "assured Carlos Ghosn, president of
Renault-Nissan Alliance, at a packed press dinner held on the past Tokyo Motor
Show.
After leading the deployment of electric vehicles with the Leaf model (200.00
units sold), the consortium wants to do the same with autonomous driving: “In 2016
we will launch version 1.0, with the highway autopilot; in 2018 it will reach
2.0, which will add overtaking ability and lane change, and in 2020 the 3.0,
with an automatic system of city guiding. The aim is not to replace the driver,
but provide the necessary for the use when not feel like driving”, has
remarked the executive of Renault-Nissan.
Just hours after the remarks, Nissan convened a small group of
international journalists for a tour in an autonomous driving vehicle. This is
the Nissan Intelligent Vehicle Driving, a prototype-laboratory with the latest
developments of the brand.
In open traffic without driver
The first surprise comes soon: in the street, and on the left lane
avenue open to traffic. There, those responsible for the brand wait, under the
command of Tetsuya Iijima, general manager of the Department of Autonomous
Driving Nissan. After describing the highlights, the tour starts. “Man is
responsible for 90% of traffic accidents, and the goal of autonomous driving
technology Nissan is to minimize them.”
Nissan lab rolling starts to go the first kilometers of the journey. And
this driverless electric Leaf runs almost unnoticed among the other cars, like a
normal one: it accelerates and stops by
itself to keep the front distance, it stops at the traffic lights or when its
predecessor does, It places in the proper lane in a crossroads where you plan
to turn, it turns to trace the curves and, of course, it reads the signals and
adjusts its speed to them.
The route is displayed on the browser screen on the center console, but
each change is reflected in a smaller one located in the instrument panel,
which varies according to the speed. From 0 till 20 km / h, it projects the red
framed image car of the car located in front of it. And frames in green the rest of the cars and
traffic lights. From 20 km / h to 30 km / h, the display shows a graphic with
the cars going in the same lane. And from 30 km / h it projects a view of the
entire environment.
With these curiosities the test flows in an ever tense routine, because
of the possibility of some unforeseen events that alters the sequence of
accelerations, turns, and automatic braking. Driving Intelligent Vehicle moves in a fluid drivers and vehicles
that want to reach the destination as soon as possible and do not suspect that among
them flows an experimental car without human driver. So, after more or less 30
minutes and 20 kilometers, the prototype comes full circle without the
slightest impact and, above all, without its driver touching the wheel during
all the driving.
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