El escándalo de
Volkswagen ha puesto en el punto de mira a la compañía. El grupo se
enfrenta a una sanción multimillonaria por instalar en sus vehículos
un programa informático
diseñado para falsear los límites de las emisiones,
según la agencia estadounidense que se encarga de la protección del
medioambiente. La EPA (Agencia de Protección Ambiental) ha determinado que los coches emiten hasta 40 veces más contaminación de lo permitido.
Al presentar su dimisión como
presidente de Volkswagen, Martin Winterkorn argumentó que se marchaba por el
bien de la compañía. “A pesar de que yo no fui consciente de ninguna mala
actuación”, aclaró el pasado miércoles. La cúpula de la empresa apoyó esta
afirmación con la que el ejecutivo dejaba limpio su nombre. Según varias
informaciones publicadas el domingo por la prensa alemana, Volkswagen habría
sido avisada al menos en dos ocasiones —en 2007 y en 2011— del mecanismo
diseñado para engañar a las autoridades medioambientales.
Ese altercado ataca no solo a la
mayor empresa alemana, sino que también supone un riesgo para todo el país, muy
dependiente del automóvil.
En Alemania, uno de cada siete
puestos de trabajo depende directa o indirectamente de la automoción. El país debe
su bienestar al tubo de escape. "Tenemos que preocuparnos de que todo esto
no desencadene en un debate sobre la industria de la automoción o sobre toda la
economía alemana", dijo el miércoles el ministro de Economía y líder
socialdemócrata, Sigmar Gabriel.
El escándalo
empresarial podría tener también implicaciones políticas. El
Gobierno alemán se ha esforzado en los últimos años por apoyar en Bruselas las
reclamaciones de empresas como Volkswagen. El Ejecutivo de Angela Merkel
manejaba papeles internos en los que abogaba por posponer hasta 2021 la
implantación de pruebas de gases contaminantes más estrictas para toda la UE,
en lugar del plazo previsto para 2017.
Las cinco marcas del grupo
Volkswagen en España (Audi, Seat, Skoda, Volkswagen y Volkswagen Vehículos
Comerciales) han paralizado la comercialización de 3.320 vehículos
potencialmente afectados por el software que altera los datos de emisiones
contaminantes.
Esperemos que todo se solucione y
que sea cierto ahora sí que sí que las empresas aboguen por el medio ambiente y
no tanto por la economía particular.
Volkswagen scandal has put the German
company on the spotlight. The group faces a multimillion
dollar penalty for installing in their vehicles a computer program designed to
distort the emission limits, as the US agency in charge of environmental
protection declares. The EPA (Environmental Protection Agency) has determined
that cars emit more pollution than the
allowed up to 40 times.
While submitting his resignation as chairman of Volkswagen, Martin
Winterkorn argued that he was leaving for the good of the company.
"Although I was not aware of any wrongdoing," he said Wednesday. The
dome of the company supported this assertion with which the executive left his
name clean. According to several reports published Sunday in the German press, Volkswagen would have been warned at least
twice -in 2007 and in 2011- the
mechanism designed to deceive the environmental authorities.
That altercation attacks not only the biggest German company; it also
represents a risk for the whole country, highly dependent on the automobile.
In Germany, one in seven jobs depends directly or indirectly on the
automotive industry. The country owes its welfare to the exhaust pipe. “We have
to worry that all this does not trigger a debate on the automotive industry or
the entire German economy” said last Wednesday Sigmar Gabriel (Economy Minister
and Social Democrat leader).
The corporate scandal could also have
political implications. The German Government has made efforts in recent years to support claims
in Brussels companies like Volkswagen. The government of Angela Merkel managed some
internal researches where it advocates to postpone until the implementation in 2021
of more stringent tests for gaseous pollutants across the EU, rather than the
time limit for 2017.
The five brands of the Volkswagen Group in Spain (Audi, Seat, Skoda,
Volkswagen and Volkswagen Commercial Vehicles) have paralyzed the
commercialization of 3,320 vehicles potentially affected by the software
altering emissions data.
Hopefully everything is resolved and that now it is true that other
companies advocate for the environment and not for the private economy.
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