El coche eléctrico ya está aquí.
Después de años de pruebas y no pocas trabas, la tecnología que
permitirá que los motores de combustión pasen a la historia ya está madura.
Hace algunos meses, el Budesrat (la cámara territorial alemana) elevó una
consulta a la Unión Europea instándola a que se tomaran las medidas adecuadas
-incentivos fiscales y un marco normativo adecuado- para que en 2030 dejaran de
fabricarse coches con motores gasolina y diésel. Pero una medida semejante
tiene repercusiones económicas muy importantes, por lo que no está tan claro
que los fabricantes y países implicados estén dispuestos a acortar los plazos
para dar paso a una transformación del modelo de transporte que parece
inevitable. Mientras políticos y poderes económicos tratan de adaptarse (con
más lentitud de la deseada) a la necesidad de acabar con la tiranía de los
combustibles fósiles, la tecnología continúa abriendo nuevas posibilidades.
Una de las críticas que hasta
ahora más se ha prodigado contra los coches eléctricos es su falta de
autonomía, ya que la media de estos vehículos llega con dificultades a los 300
kilómetros (si exceptuamos casos como el del Tesla Model S, que sobrepasa los
600 kilómetros, pero con un precio de más de 120.000 euros, lo que lo sitúa
claramente fuera del alcance de la mayoría). Esto ha hecho que se pongan en
marcha varias iniciativas y proyectos que estudian cómo recargar las
baterías de los vehículos mientras estos se encuentran en movimiento. Las opciones
experimentadas hasta ahora han sido o bien incrustar en el asfalto algún
sistema de carga o recurrir a una catenaria como en los trenes o tranvías.
Entre estas propuestas hay una,
todavía en fase de desarrollo, que propone ir más allá y que ha llamado la
atención de varios inversores por su originalidad y ambición. Se trata del
denominado Proyecto TEV, una idea del inventor Will
Jones, que busca construir autopistas especiales en las que los
coches no sólo se recargarían mientras circulasen por ellas, sino que además
serían conducidos de forma autónoma (por supuesto los coches deben contar con este
sistema de navegación). Estas autopistas, asegura Caroline Jones, responsable
de comunicación del proyecto e hija del inventor, evitarían las congestiones de
tráfico al permitir que los coches viajaran en una especie de tren de
vehículos. El Proyecto TEV, aunque complejo de implantar por la cantidad de
requerimientos que contempla, está alineado con la idea de smartcity o ciudad
inteligente que busca integrar en un mismo modelo eficiencia, respeto
por el medio ambiente y viabilidad económica. “El transporte por
carretera ideal debería ser de cero emisiones, cómodo, útil y seguro”,
concluye Caroline Jones.
The electric car is here. After years of testing and not a few hurdles, the technology that will allow combustion
engines to go down in history is ripe. A few months ago, the Budesrat (the
German territorial chamber) raised a request to the European Union urging that
appropriate measures - tax incentives and an appropriate regulatory framework –
will be taken in order to make cars with petrol and diesel engines not being
manufactured in 2030. But such a measure has very important economic
repercussions, so it is not so clear that the manufacturers and countries
concerned are willing to shorten the deadlines to give way to a transformation
of the transport model that seems inevitable. While politicians and economic
powers try to adapt (more slowly than desired) to the need to end the tyranny
of fossil fuels, technology continues to open up new possibilities.
One of the criticisms has been lavished many times against electric cars
is their lack of autonomy, considering that the average of these vehicles have
difficulties at 300 kilometers (except for cases like the Tesla Model S, which
exceeds 600 Kilometers, but with a price of more than 120,000 euros, which
places it clearly beyond the reach of the majority). This has led to several initiatives and projects being
implemented that study how to recharge the batteries of vehicles while they are
in motion. The options experienced so far have been either to embed some
loading system in the asphalt or to resort to a catenary as in trains or trams.
Among these proposals there is one, still under development, that
proposes to go further and which has attracted the attention of several
investors for their originality and ambition. This is the so-called TEV Project, an idea by the inventor
Will Jones, which seeks to build special
highways in which cars would not only be recharged while they were traveling,
but would also be driven autonomously (of course cars must have this
navigation system). These highways, says Caroline Jones, responsible for
project communication and daughter of the inventor, would avoid traffic jams by
allowing cars to travel in a kind of vehicle train. The TEV Project, although
complex to implement due to the amount of requirements it contemplates, is
aligned with the idea of smartcity or intelligent city that seeks to integrate efficiency, respect for
the environment and economic viability into the same model. “The ideal road
transport should be zero emissions, comfortable, useful and safe”,
concludes Caroline Jones.
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